MISIÓN

Nuestra Misión nos mueve a dar a conocer el Amor tierno, compasivo y misericordioso de Dios a todas las personas, especialmente a aquellos que más sufren, amando al estilo de Jesucristo y siendo instrumentos de Evangelio.

 

Declaración de Misión

nosotrasLas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús somos llamadas a ser el Corazón de Dios en la Tierra.


En fidelidad a nuestro carisma, expresado por nuestros fundadores, damos testimonio del amor de Dios entre nosotras y en el mundo en espíritu de diálogo, compasión, servicio y disponibilidad.


Con un corazón y una misión nos comprometemos a responder de manera creativa a las realidades cambiantes de nuestra Congregación internacional y de nuestro mundo fragmentado.


Nuestra misión nos apremia:

  • A vivir en actitud de permanente conversión
  • A abrazar la diversidad de nuestros dones
  • A ser instrumentos de reconciliación
  • A discernir en apertura y fe
  • A optar por los pobres y marginados
  • A solidarizarnos y a colaborar con otros
  • A promover la justicia, la paz y la integridad de la creación.

cruz_mosaicoEn una palabra, el encargo que hemos recibido es un trabajo misionero en el pleno sentido de la palabra; es decir, en uno mismo, en el entorno y fuera (en otros países), en los pueblos civilizados y en cualquier lugar donde estemos o donde la obediencia nos llame. Podemos ser misioneros en todas nuestras actividades, en cualquier lugar donde estemos, en la salud y en la enfermedad, trabajando o descansando, por los deseos y las oraciones, con la mente y el corazón, en los trabajos corporales y en las pruebas espirituales.

H. Linckens, Retiro, 5ª. Conferencia.

 

 

 

“Como Cristo fue enviado por el Padre al mundo,
así nosotras somos enviadas por la Iglesia para servir a la gente.”

La primera palabra del texto dice como, es decir, en calidad de. Sabemos que Cristo vino como:

  • Misionero de Dios Padre;
  • Portador de la Buena Nueva;
  • Enviado.

¿Qué le movió al Padre a actuar?

nosotrasEl Padre vio a la humanidad sin una orientación clara de su existencia, la libertad le quedaba muy grande, se estaba perdiendo a sí mismo, necesitaba conocer a su Creador y el sentido de su vida; esto le impulsó a actuar y envió a su Hijo con una Misión: dar a conocer a los hombres y mujeres que han sido creados a imagen y semejanza del Dios compasivo y misericordioso y por ser “hijo/a”, el ser humano está llamado a vivir desde la gratuidad del Dios Amor. Cristo Jesús aceptó el envío con todas sus consecuencias y se hizo uno con su pueblo.

Esta aceptación implicaba una fuerte exigencia para Jesús (Fil. 2,5):

  • Comenzó encarnándose; para salvar a la humanidad, asumía su humanidad haciéndose hombre.
  • Dejó a un lado su grandeza divina; y encarnándose como uno más de su pueblo. También fue aprendiendo a descubrir la voluntad de su Padre y a a ver los males de su tiempo.
  • Cristo Jesús se hizo a nuestro ambiente, a nuestro mundo, para que conociendo a fondo nuestra realidad humana, pudiera actuar.

 

Cristo Jesús Misionero

nosotrasSabemos que Jesús estaba en continua comunicación con su Padre por medio de la oración. Él necesitaba realizar la misión, para la que había sido enviado, y para eso necesitaba regresar a Su Fuente y así conocer la voluntad de Aquel que le enviaba.
Jesús confiadamente se puso en las manos del Padre, porque sabía que el que envía siempre tiene presente a su mensajero, le prepara, le ayuda, le guía, le concede lo necesario para llevar a cabo su misión.

Cristo llevo a la plenitud su misión: dar a conocer a Dios como Padre amoroso y misericordioso. Lo hizo por medio de muchos servicios y gestos:

  • Predicando la Buena Noticia del Reino de Dios;
  • Entregando su tiempo y vida como servicio;
  • Curando cuerpos y almas
  • Perdonando y enseñando a perdonar.

Jesucristo vino a salvar a hombres y mujeres, se puso al servicio de ellos entregando su vida como servicio de salvación.

Así también nosotras las MSC:

nosotrasSomos enviadas por la Iglesia para hacer presente las actitudes de este Dios-con-nosotros, Él nos ama, perdona y salva; un Dios en quien podemos confiar plenamente, porque es compasivo.

Nuestra Misión es una misión en la Iglesia, la recibimos de Cristo, a través de la Iglesia, por medio de la Congregación; el individualismo queda a un lado.

Somos, pues, Misioneras del Sagrado Corazón, enviadas para llevar a cabo una misión, tarea de toda nuestra vida. Así como Cristo, nosotras hemos aceptado el envío y por ello necesitamos retornar continuamente a nuestra fuente para saber qué es lo que se nos pide hoy.

Servir al pueblo de Dios, nos exige:

  • nosotrasEncarnarnos, ser con ellos, vivir con ellos, sentir lo que ellos.
  • No predicarnos a nosotras mismas sino continuar la obra de Cristo;
  • Dejar a un lado nuestros propios intereses (Jesús no se aferró a su igualdad con Dios).
  • Ir al hermano, sintiéndolo hermano.
  • Ir descubriendo los males de nuestro tiempo (tarea continua).
  • Que nuestra oración nos lleve a nuestros hermanos y que éstos nos conduzcan a la oración.

Cristo Jesús dio a conocer a quien conocía perfectamente. Sólo en estrecha amistad con Jesús podemos también nosotras darlo a conocer al pueblo que tiene hambre de Dios y con Él podremos mitigar el hambre de pan de nuestros hermanos.

 

Nuestros Servicios

nosotras

¿A qué nos dedicamos?

  • Acompañamiento al pueblo
  • Celebración de la fe
  • Promoción humana
  • Formación de niños y jóvenes
  • Cuidado de la salud
  • Defensa de los derechos humanos
  • Trabajo con mujeres
  • Catequesis

¿En qué Áreas lo realizamos?:

  • nosotrasEn Educación – para que los niños y jóvenes descubran sus potencialidades, las desarrollen y busquen aportar lo mejor de sí a la sociedad.
  • En Salud: lo hacemos cuidando la vida con fe, amor y ciencia, dando énfasis a la prevención.
  • En promoción social: descubriendo que todos tenemos talentos, cada uno es un recurso humano valioso y estamos llamados a relacionarnos aportando nuestros dones.
  • En promoción de la mujer: porque una mujer realizada y feliz, genera una familia sana y una sociedad feliz.
  • Pastoral parroquial y de grupos: con niños, jóvenes, adultos y ancianos, una oportunidad para compartir, fortalecer nuestra fe y socializar nuestros ideales en bien de una mejor humanidad.

¿A quienes servimos?

  • A niños
  • A jóvenes
  • A familias
  • A mujeres,
  • A enfermos, y
  • Al adulto mayor.

Nuestras misiones en el mundo

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